Hace unos años leí un libro bastante interesante de Emmanuel Todd, el brillante demógrafo francés, que en su momento predijo la caída del Imperio Soviético. After the Empire: The Breakdown of the American Order, que fue editado por Foca en castellano con el nombre de Después del imperio. Ensayo sobre la descomposición del sistema norteamericano. Hoy me encontré con el libro nuevamente, y me viene muy bien, tomando en cuenta la situación económica global. He traducido un prefacio muy interesante de Yussuf Progler. Espero que lo disfruten.
¿Importan los norteamericanos? En el contexto global, con gente viviendo sus vidas en una multiplicidad de formas, los norteamericanos se han vuelto en algunos casos, inútiles e irrelevantes. Ellos son belicosos y doble caras porque cuentan con armas de alta tecnología y políticos bocones, pero estos también se desvanecen como ruido blanco en el maravilloso estruendo de las multitudes. Sólo los norteamericanos, claro, creen que son lo más grande y que son los todopoderosos. Con cierto grado de arrogante ignorancia, creen que el mundo en realidad los necesita, como la ex Secretaria de Estado Madeleine Albright una vez proclamo, 'Los Estados Unidos son una nación indispensable,' pero, ¿es esto realmente la verdad? ¿puede el mundo sobrevivir sin los grandiosos Estados Unidos?
Hoy en día los norteamericanos no producen muchas cosas que realmente le sirvan al mundo, pese a que en un momento vivieron un periodo prospero de productividad industrial en la primera parte y mitad del siglo 20, etapa que fue más o menos alimentada por muchas guerras mayores o menores. En lugar de ser los productores globales que una vez fueron, los norteamericanos del siglo 21 se han convertido en los consumidores más glotones, ambiciosos, e indiferentes a como su obeso estilo de vida afecta al mundo, que es a su vez la constante presa de su gobierno.
El gobierno de los Estados Unidos ha sido constantemente un obstáculo en el camino de la paz, en lugares como Palestina e Iraq, y ha vetado o se ha retirado de varios e importantes acuerdos sobre control de armas o medidas medioambientales. Ellos, constantemente afirman que son los que llevan libertad y democracia al mundo entero, pero esas no son invenciones norteamericanas y el mundo se sigue moviendo, al parecer por sí mismo en las últimas décadas, hacia una multiplicidad de formas de democracia y libertad que no dependen de la tutela norteamericana. En algunos casos, particularmente donde las formas de libertad y democracia no son lo que los norteamericanos tienen en mente, movimientos que buscan libertad y democracia han emergido pese a los Estados Unidos, como está ocurriendo a través de muchas zonas de Centro y Sud América. Varios movimientos tercermundistas, como es el caso de los zapatistas en México, son claras muestras de este momento de cambio.
Desafortunadamente, mucha gente en el Tercer Mundo todavía apuntala el poder y la grandeza de los Estados Unidos, ya sea por medio de su servilismo hacia los mismos, o a través de su mal dirigida resistencia, en el segundo caso, sólo reforzando en lugar de desafiando las ilusiones de la grandeza norteamericana. Mientras tanto, Whashington todavía se aferra a la quimera que propone, que lo que sea que es bueno para los intereses económicos norteamericanos y la seguridad nacional, es bueno para el resto del mundo. Esta filosofía ha estado detrás de la política exterior norteamericana por muchas décadas, y ha generado inevitablemente una forma de militarismo tras otra.
Pero todo esto ya ha sido dicho muchas veces en el pasado. Emmanuel Todd toma el siguiente paso, que va más allá de la censura de la supremacía norteamericana, mucho más allá de los numerosos trabajos que catalogan las atrocidades norteamericanas y las políticas desastrosas de ese país en el mundo. Todd describe la caída de los Estados Unidos en formas que son difíciles de refutar. Su autoridad radica en haber sido el que predijo la caída de la Unión Soviética, cuando la mayoría todavía estaba deslumbrada o embobada con sus presuntos poder y grandeza. Todo resulto ser un espejismo, que se torno muy claro cuando la oxidada maquina soviética no tuvo contemplaciones y se detuvo al final de los años 80. Después de ello, todo tipo de académico oportunista se arrastro desde el fondo, afirmando que ellos también, habían visto las señales premonitorias de este evento, pero sólo Todd lo había deletreado, con un lúcido detalle, con más de una década de anticipación. Usando un método similar, el ahora ha girado su atención a los Estados unidos, el supuesto, aunque imaginado, Súper Poder.
Todd no celebra alegremente la inminente caída que describe, y su tono es más bien solemne, y en algunos momentos perdona y olvida (especialmente con respecto al legado fundacional del genocidio y la esclavitud en Estados Unidos). Su predicción tampoco es una de características apocalípticas, si los Estados Unidos aprenden a comportarse adecuadamente en la próxima década, Todd sugiere, simplemente se unirán al mundo de naciones, uno más entre iguales, y sus ciudadanos-consumidores tendrán que aprender a vivir con una menor opulencia de la que ahora gozan. No es una proyección de gran magnitud, pero es precisamente porque su predicción no es dramática que su libro funciona. Y más allá del mero análisis, Todd nos ofrece sugerencias racionales para sobrevenir las quimeras del poder norteamericano, como también soluciones al problema de las intervenciones Norteamericanas en el mundo de hoy. El punto más importante de su obra, nos dice que lo que muchos perciben como señales del poderío Norteamericano en realidad son señas de sus debilidades, y lo hace con lecturas de los trabajos más relevantes del establecimiento político norteamericano.
Debo admitir, que hay críticas mucho más fuertes al Imperio Norteamericano, pero habiendo leído la mayoría de ellas, puedo decir que ésta fue la más convincente, porque evita las polarizaciones de los trabajos de investigación anti-norteamericanos que dicen que los Estados Unidos se destruirá en una ola de violencia sin pena ni gloria, o que de un modo u otro el mundo tendrá que aprende a vivir con la hegemonía Norteamericana. Lo que Todd provee, más bien, es una forma de pensar acerca de un mundo sin los Estados Unidos. Todd también trae a la mesa la ilusión que yo, como muchos, he creído por mucho tiempo, y he esperado a que se haga realidad. Su visión del futuro, con los Estados Unidos como una nación mas, entre muchas otras, aunque esto quizás sea muy idealista para algunos, pero que yo hallo refrescante y hasta esperanzadora. De todos modos, mientras su análisis macro si funciona, Todd no menciona el increíble arduo trabajo que nos espera, para deshaceros del mito de la grandiosidad Norteamericana. Eso tendrá que ser la labor de una comunidad tras otra, al mismo tiempo que las multitudes encuentran formas nuevas, o redescubren formas viejas, de vivir y aprender más allá de las sombras del Imperio Norteamericano que poco a poco se desvanecen.
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