La crisis en América Latina: alto riesgo social
América Latina puede tener una caída económica muy fuerte, según un artículo publicado en el diario español El País, firmado por Bernardo Kliksberg, economista y asesor de gobiernos y organizaciones internacionales.
En cinco de las mayores economías latinoamericanas, las exportaciones cayeron un tercio entre agosto y diciembre del 2008, mientras los flujos de inversiones pueden caer a menos de la mitad en este año. El turismo está afectado y están bajando las remesas migratorias, siendo México el más dañado con una disminución del 11%.
Asegura el analista que la región ha llegado a esta crisis con marcados déficit sociales: más de un tercio de su población es pobre y la desigualdad es la peor de todos los continentes.
Entre los posibles efectos sociales de la crisis se hallan:
1. Aumentará la desocupación. La tasa de desempleo urbano puede crecer según la OIT, de entre 2,3 millones y 3,2 millones de nuevos desocupados, que elevarían el total a 18,2 y 19,1 millones.
2. Los más afectados serán los jóvenes. En nueve países analizados la tasa de desempleo juvenil más que duplica la tasa de desocupación total. Aun en una de las economías más prósperas como la de Chile, el 20,2% de los jóvenes está desocupado; en Colombia los desempleados jóvenes son el 50% del total nacional, en tanto en Perú, son el 22%. Uno de cada cuatro jóvenes latinoamericanos está fuera del mercado laboral y del sistema educativo.
3. Las mujeres pueden ser más discriminadas laboralmente. Ya previamente a la crisis, en el 2006, la tasa de desocupación femenina era un 56% superior a la masculina, y sus ingresos un 72% de los hombres. Pero en esta crisis esas brechas se están agudizando y desvalorizan el rol laboral logrado con tanto esfuerzo por la mujer.
4. Crecimiento de la vulnerabilidad en salud y protección social. Casi cuatro de cada 10 ocupados urbanos carecen de protección en salud y seguridad social. El crecimiento del trabajo informal por la crisis aumentará la población vulnerable.
Por otro lado, a pesar de progresos, la región tiene indicadores comprometidos en mortalidad infantil (multiplica por 10 la de los países nórdicos) y mortalidad materna (multiplica por 15 la de Canadá). Pueden potenciarse por el aumento de la pobreza en sus diversas expresiones.
5. Los riesgos en deserción escolar. América Latina tiene 110 millones de personas que no terminaron la primaria, y solo uno de cada dos jóvenes termina la secundaria. En la crisis puede aumentar significativamente el trabajo infantil que lleva al abandono de la escuela en los primeros niveles. Hay 18 millones de niños menores de 14 años que trabajan.
Sus desigualdades agudas inciden en los altos niveles de pobreza (el Banco Mundial estima que habrá seis millones nuevos de pobres en América Latina en este año).
A pesar de producir alimentos que podrían abastecer varias veces a su población, Latinoamérica tiene desnutrido el 16% de sus niños. Del 2005 al 2007, aun siendo época de bonanza económica, al subir el precio de los alimentos el total de personas desnutridas creció fuertemente, y llegó a los 51 millones. En América Latina el tema no es la producción, sino el acceso a los alimentos.
América Latina puede tener una caída económica muy fuerte, según un artículo publicado en el diario español El País, firmado por Bernardo Kliksberg, economista y asesor de gobiernos y organizaciones internacionales.
En cinco de las mayores economías latinoamericanas, las exportaciones cayeron un tercio entre agosto y diciembre del 2008, mientras los flujos de inversiones pueden caer a menos de la mitad en este año. El turismo está afectado y están bajando las remesas migratorias, siendo México el más dañado con una disminución del 11%.
Asegura el analista que la región ha llegado a esta crisis con marcados déficit sociales: más de un tercio de su población es pobre y la desigualdad es la peor de todos los continentes.
Entre los posibles efectos sociales de la crisis se hallan:
1. Aumentará la desocupación. La tasa de desempleo urbano puede crecer según la OIT, de entre 2,3 millones y 3,2 millones de nuevos desocupados, que elevarían el total a 18,2 y 19,1 millones.
2. Los más afectados serán los jóvenes. En nueve países analizados la tasa de desempleo juvenil más que duplica la tasa de desocupación total. Aun en una de las economías más prósperas como la de Chile, el 20,2% de los jóvenes está desocupado; en Colombia los desempleados jóvenes son el 50% del total nacional, en tanto en Perú, son el 22%. Uno de cada cuatro jóvenes latinoamericanos está fuera del mercado laboral y del sistema educativo.
3. Las mujeres pueden ser más discriminadas laboralmente. Ya previamente a la crisis, en el 2006, la tasa de desocupación femenina era un 56% superior a la masculina, y sus ingresos un 72% de los hombres. Pero en esta crisis esas brechas se están agudizando y desvalorizan el rol laboral logrado con tanto esfuerzo por la mujer.
4. Crecimiento de la vulnerabilidad en salud y protección social. Casi cuatro de cada 10 ocupados urbanos carecen de protección en salud y seguridad social. El crecimiento del trabajo informal por la crisis aumentará la población vulnerable.
Por otro lado, a pesar de progresos, la región tiene indicadores comprometidos en mortalidad infantil (multiplica por 10 la de los países nórdicos) y mortalidad materna (multiplica por 15 la de Canadá). Pueden potenciarse por el aumento de la pobreza en sus diversas expresiones.
5. Los riesgos en deserción escolar. América Latina tiene 110 millones de personas que no terminaron la primaria, y solo uno de cada dos jóvenes termina la secundaria. En la crisis puede aumentar significativamente el trabajo infantil que lleva al abandono de la escuela en los primeros niveles. Hay 18 millones de niños menores de 14 años que trabajan.
Sus desigualdades agudas inciden en los altos niveles de pobreza (el Banco Mundial estima que habrá seis millones nuevos de pobres en América Latina en este año).
A pesar de producir alimentos que podrían abastecer varias veces a su población, Latinoamérica tiene desnutrido el 16% de sus niños. Del 2005 al 2007, aun siendo época de bonanza económica, al subir el precio de los alimentos el total de personas desnutridas creció fuertemente, y llegó a los 51 millones. En América Latina el tema no es la producción, sino el acceso a los alimentos.