Un chispazo de alucinante inspiración:
Es una tarde de esas, en pleno invierno, amenazante de lluvia.
Sin duda, de esas que se nos antoja de todo.
El sol se resiste, sus radiantes rayos de luz se entremezclan con las nubes formando atenuantes fogonazos de colores, a lo lejos un arco iris intenta frenar la lluvia, no lo consigue.
Y yo, en primera línea disfrutando de tan hermoso atardecer.
Es inspirador, por un momento pierdo la noción del tiempo y me concentro en apreciar tan magno cuadro pintoresco que ni el mismo Picasso, Leonardo Da Vince o Miguel Ángel se imaginaron algo igual.
Que bella es la naturaleza, te imaginas los rayos del sol, haciendo juego con las nubes entre oscuras y blancas y el arco iris de atenuantes y originales colores conjugando con el viento, y la lluvia en una tarde de esas que te incitan a buscar un refugio de esos donde la rutina diaria queda por un momento congelada en el tiempo.
La lluvia cae y con mucha fuerza, el escenario es magnifico, un café se me antoja, no puedo pedirlo porque estoy en los pasillos de un centro comercial. Que lastima porque me hubiese gustado estar en las entrañas de una montaña, pero es lamentable, no tenemos muchas, mejor dicho ya casi no tenemos.
Sigo caminando, busco un café, la lluvia no para de caer, veo a mi alrededor, nada interesante, solo veo rostros frustrados, cansados y estresados, la rutina es pesada, no hay tiempo para contemplar lo maravilloso de la vida.
La lluvia no para y ya parece aburrida por las caras que estoy viendo, la rutina nos presiona y debe cerrarse el circulo, no se han percatado que es un conciertazo de Lugo el que la madre naturaleza nos esta brindando.
La lluvia empieza a ceder y todo mundo sale corriendo, el círculo se cierra, la rutina ha vencido, no da tiempo ni para pensar.
Alfredo Tovar
lunes, 21 de septiembre de 2009
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